En un mundo donde las expectativas sociales, ambientales y regulatorias son cada vez más exigentes, la doble materialidad ha emergido como un enfoque esencial para las empresas que buscan no solo ser competitivas, sino también responsables. Este concepto se sitúa en la intersección de los impactos financieros y los impactos sociales y ambientales, ofreciendo una visión holística del rol corporativo en la sostenibilidad.
¿Qué es la doble materialidad?
La doble materialidad reconoce que las empresas deben evaluar y gestionar tanto los riesgos financieros derivados de factores ambientales, sociales y de gobernanza (ESG), como los impactos que sus operaciones generan en el entorno y la sociedad. Este enfoque no solo cumple con los estándares de reportabilidad internacional, como el Global Reporting Initiative (GRI) y la Directiva de Reporte de Sostenibilidad Corporativa (CSRD), sino que también refuerza el compromiso empresarial con la sostenibilidad.
Adoptar la doble materialidad implica un cambio significativo en la forma en que las empresas entienden su papel en la sociedad. Desde una perspectiva financiera, deben identificar cómo los riesgos ESG pueden afectar su rentabilidad a largo plazo. Por otro lado, deben evaluar cómo sus actividades repercuten en la sociedad y el medio ambiente, midiendo tanto los efectos positivos como los negativos.
La integración de estas perspectivas no es trivial. Requiere herramientas y metodologías robustas que permitan traducir impactos sociales y ambientales en términos financieros, utilizando indicadores y proxys que cuantifiquen de manera clara los beneficios generados.
En Triple Impacto, hemos desarrollado un enfoque integral que vincula la doble materialidad con la gestión estratégica de las empresas. Herramientas como el Social Return on Investment (SROI) permiten monetizar impactos y evaluar la efectividad de las carteras de inversión social, asegurando que estas generen valor tanto para las comunidades como para las empresas.
El uso de estas herramientas no solo responde a las demandas regulatorias, sino que también posiciona a las empresas como líderes en sostenibilidad. Por ejemplo, al implementar una cartera de sostenibilidad que aborde conflictos sociales y ambientales, las organizaciones pueden demostrar su compromiso con la generación de valor compartido, fortaleciendo su reputación y relaciones con stakeholders clave.
La doble materialidad es más que una obligación; es una oportunidad para que las empresas redefinan su propósito. Al adoptar este enfoque, las organizaciones no solo cumplen con estándares internacionales, sino que también aseguran su relevancia en un entorno empresarial cada vez más exigente.
En Triple Impacto, nuestra misión es acompañar a las empresas en este viaje, integrando la doble materialidad en su estrategia y proporcionando herramientas innovadoras que faciliten su implementación. Desde el análisis de contexto hasta la definición de KPIs de impacto, ofrecemos soluciones personalizadas que alinean los objetivos corporativos con las necesidades sociales y ambientales del presente y el futuro.
La doble materialidad no es simplemente un marco teórico, sino una herramienta transformadora que permite a las empresas liderar con propósito. A través de una gestión sostenible y estratégica, estas pueden convertir desafíos en oportunidades, demostrando que el éxito financiero y el impacto social no son mutuamente excluyentes, sino complementarios.
Edgardo Lagos
Director de Estudios de Triple Impacto