Promover y medir la movilidad social es un tema que concita creciente interés. A nivel internacional, el World Economic Forum, iniciativa fundada por Klaus Schwab y que reúne a más de 200 líderes de gobiernos, empresas y sociedad civil cada año en los Alpes suizos, ha elaborado un conocido Índice de Movilidad Social Global. Este indicador, que evalúa el desempeño de 82 economías globales, incluida la chilena, está diseñado para brindarles a los responsables de las políticas un instrumento para identificar áreas para mejorar la movilidad social y favorecer oportunidades compartidas equitativamente en sus economías, independientemente de su desarrollo.

Los resultados de la edición inaugural del Índice de Movilidad Social Global, publicados a comienzos de 2020, revelan numerosos desafíos en esta materia. En promedio, la mayoría de las economías estudiadas están lejos de brindar condiciones justas para que todos sus ciudadanos prosperen. Las oportunidades de vida de una persona siguen estando desproporcionadamente influidas por su punto de partida (su estatus socioeconómico al nacer), lo que da lugar a economías y sociedades que tienden a reproducir desigualdades históricas en lugar de reducirlas. Es significativo que, entre 82 países estudiados, Chile ocupa el lugar 47, muy por debajo de los países europeos, especialmente de los nórdicos, que cuentan con la mejor performance en este indicador global.

 A la luz de estos resultados, el informe llama a desarrollar nuevos estándares e impulsar acciones colaborativas para un cambio sistémico en tres áreas profundamente interconectadas que tienen un impacto en la movilidad social: crecimiento y competitividad; educación, habilidades y trabajo; igualdad e inclusión. Tal llamado a la acción va en la dirección correcta.

Sin embargo, para poder traducirse en acciones efectivas, la promoción y medición de la movilidad requiere ajustarse a las condiciones particulares de cada país.  El Índice de Movilidad Social Global del World Economic Forum mide una amplia gama de indicadores que incluyen salud, educación, tecnología, trabajo e instituciones, por lo que debe tratarse con mucho cuidado en tanto guía para la acción local.

En atención a este desafío, diferentes países han avanzado en la elaboración de índices de movilidad social a nivel nacional. El Reino Unido ha liderado este esfuerzo. La Comisión de Movilidad Social publicó el primer Índice de Movilidad Social en 2016, con la intención de desarrollar un marco sistemático de análisis en torno a los resultados de movilidad social, lo que incluye impulsores de la movilidad, resultados intermedios y aquellos de más largo plazo. Esta iniciativa, que produce informes de avance anuales, establece así una visión a largo plazo para medir y monitorear los resultados de la movilidad social durante los próximos 30 años en todo el Reino Unido. Reconociendo su importancia, este innovador instrumento de política pública ha sido acogido favorablemente por numerosas empresas y organizaciones de la sociedad civil, incorporando el compromiso con mejorar la movilidad social como un componente central de su trabajo.

En Chile, gobierno, empresas y sociedad civil pueden emprender un camino similar para impulsar y evaluar el progreso de la movilidad social. Atraer e incluir un grupo de talentos amplio y diverso es imprescindible para cualquier organización con visión de futuro.  Disminuir las barreras socioeconómicas no es sólo una causa justa, sino también – como lo indican cada vez más estudios – un negocio inteligente. Para ello, las organizaciones requieren promover y medir la movilidad social, tanto en su interior como en los proyectos que realizan con su entorno. En Triple Impacto ayudamos a las organizaciones en ambos desafíos.

Malik Fercovic

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